Tiangong-1 y Shenzhou-VIII hacen historia

17.11.2011 14:25

   Al vencer las sofisticadas pruebas de encuentro y acoplamiento entre sus naves espaciales Tiangong-1 y Shenzhou-VIII, China demostró su capacidad para construir una estación espacial, objetivo que prevé alcanzar en 2020.

   Si su primera maniobra de ese tipo, realizada el 3 de noviembre último, constituyó un importante avance tecnológico, la sucesiva del día 14 más el regreso exitoso del segundo vehículo el 17, despejaron cualquier duda sobre el sólido desarrollo del país en el sector.

   El Programa Espacial Tripulado (PET) de China, iniciado en 1992 y oficialmente aprobado en 2010, entró, tras las citadas operaciones, en una nueva fase de misiones de vuelos largos.

   Así lo planteó Niu Hongguang, director del comité de operación para el Tiangong-1, creado para controlar el módulo durante sus dos años de órbita sobre la Tierra. Este fue lanzado el 29 de septiembre pasado y la Shenzhou-VIII el 1 de noviembre.

   Cumplida la reciente misión de acoplamiento, de 49 días en total, con vehículos no pilotados, ahora el próximo paso es enviar la Shenzhou-IX y X, con al menos hombres a bordo en alguna de ellas. Entre los aspirantes figuran dos mujeres.

    Esas nuevas tareas, previstas para 2012, en las que se repetirán las maniobras descritas pero de manera manual, supondrán otro gran salto en el programa, diseñado en tres etapas.

   La primera incluyó enviar humanos al espacio, objetivo cumplido en 2003, cuando en la Shenzhou-V viajó el primer taikonauta (cosmonauta chino), Yang Liwei.

   Luego de los acoplamientos experimentales de las citadas naves con Tiangong-1 (Palacio Celestial-1), de 8,5 toneladas (ton) y 10,4 metros de longitud, China espera dominar esa tecnología tanto de forma automática como manual y las actividades extravehiculares (segunda etapa).

   Tiangong-1 está integrada por un módulo laboratorio presurizado apto para albergar a dos taikonautas, y otro de soporte en el que se encuentran los instrumentos, sistemas de soporte vital y de energía (con paneles solares fotovoltaicos desplegables), así como los motores principales de propulsión.

   De acuerdo con fuentes especializadas, ese diseño básico le permitirá reconvertirse en carguero espacial automático para el reabastecimiento del laboratorio multimodular, que según Wu Ping, portavoz del PET, se establecerá alrededor de 2016.

   Pero antes, China entrará en la tercera etapa del PET consistente en desarrollar y lanzar módulos espaciales de características similares al primero -Tiangong 2 y 3-.

   La Estación Espacial Tripulada (EET), contará -según el proyecto divulgado por la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China- con un módulo base o central de unas 20 ton que tendrá cinco puertos frontales y uno posterior.

   Estos servirán para el atraque de naves tripuladas (Shenzhou u otras), cargueros automáticos y nuevos módulos hasta llegar a las 60 toneladas o más en órbita.

   La EET permanente, una vez completada -para 2020-, permitirá a los taikonautas ampliar la exploración espacial y realizar proyectos de investigación en ambientes de gravedad cero, que contribuirán al progreso científico-tecnológico de China y el resto del mundo.

   A largo plazo, los logros además beneficiarán a la humanidad, intensión final de este país con el proyecto, expresada en múltiples ocasiones por sus dirigentes, quienes además manifiestan el deseo de cooperación internacional en este desarrollo pacífico espacial.

Escrito por: Teresita de J. Vives Romero