Medicina Tradicional China: ¿Magia o realidad?

31.12.2009 01:38

   Quizás a la doctora peruana Patricia Polanco Castillo, estudiosa de la terapéutica occidental, le resultaba difícil años atrás dar credibilidad a la cura de males tratados con el uso de la medicina oriental, también llamada alternativa.

   Sin embargo, la Medicina Tradicional China (MTC) le regresó a su vida normal, tras sufrir dos accidentes, uno en la casa y otro en la vía urbana.

   Según testificó Polanco a Prensa Latina, hasta su segunda visita a China en 2008, una rodillera devino alivio para el dolor y mejora en la coordinación, luego de afectársele la articulación que conecta el fémur con la tibia, debido a la caída domiciliaria.

   La única solución era el quirófano, le dijeron en Perú. Pero, durante su estancia en la nación asiática conoció a una compatriota, la doctora Cristina Icochea, quien dio por consejo probar antes con la MTC, a lo cual accedió un poco dudosa.

   Icochea indagó hasta encontrar a Zhang Guangting, del Hospital Guoyitang, de la Universidad de Medicina China y Farmacología de Beijing, muy reconocido por sus acertados tratamientos.

   Al visitarlo, la paciente explicó lo sucedido y mostró las radiografías realizadas en su país. El experto las miró y puso a un lado, le quitó todas las prendas de metal, tomó el pulso y sin colocarle aparato alguno, afirmó,¨usted no duerme bien¨.

   Polanco, quien permanecía callada observándolo todo con mínimo detalle, cuando escuchó esta aseveración, ajena por completo, según su pensar, a la rodilla, respondió sorprendida, ¨sí, sufro de insomnio¨.

   Entonces, Zhang Guangting examinó puntos de su columna, y la paciente, extrañada de nuevo porque en ningún momento palpaba su parte doliente, preguntó al respecto. El doctor contestó: “su problema no está en la rodilla, sino en la espalda”.

    Acompañado de un ayudante joven, posicionó los brazos de la impedida física sobre su nuca y comenzó el tratamiento que consistió en aplicar dígitopuntura en zonas de la columna, cuello y cabeza.

    Por esta ocasión, la peruana salió de la consulta –tras una sola sesión-caminando perfectamente sin dolores y hasta la fecha no ha padecido más desvelos, aseguró.

   Sin embargo, la vida le jugó otra mala pasada. En 2009 sufre un accidente automovilístico y un golpe con la parte delantera del carro le produjo como secuela, además de moretones y dolores en los dientes, una cefalea intensa e inmovilidad en la zona de cabeza-cuello.

   Para esta especialista en Odontopediatría, graduada en la Universidad de Concepción, Chile, el mundo le vino abajo, porque en ese estado le resultaba imposible practicar su profesión.

   Luego de someterse a diferentes pruebas en Perú con tecnología sofisticada, los médicos concluyeron que no tenía nada y las molestias pasarían con el tiempo. Un mes después, al notar la falta de mejoría, Polanco decide volver a China.

   Esta vez, ya más confiada en la sapiencia demostrada por ese médico chino, quien en la ocasión anterior también curó con una sola sesión a su hermana Elizabeth de una cefalea permanente que padecía hacía cinco años, resultado de una hernia cervical y cuya terapia aplicada y recomendada con medicina verde evitó más caída de cabello, mejoría en la piel y en su visión cercana.

   Ambas, de nuevo, llegan a la nación asiática, pues según el dicho popular todos los males vienen juntos. En el mismo mes del choque, Elizabeth cae en una de las aceras en reparación, se lesiona tres discos cervicales y sufre dos hernias lumbares. 

   Con una minerva puesta una, y en silla de ruedas la otra, por su flacidez muscular y reducción de reflejos en brazos y piernas, al día siguiente de su arribo a Beijing acuden a la consulta de Zhang.

   El médico pregunta a la Polanco, después de examinarle su cuello, por qué había demorado tanto en venir. Razones económicas le impidieron optar en primera instancia por este tipo de tratamiento.

   Imagínese, dice a esta periodista circundando con sus dedos una bolita del mundo situada en una mesa cercana al lugar del diálogo, volar de un lado completamente opuesto al otro... para sanarse.

   En la primera de las sesiones, de tres orientadas, le hizo un deslizamiento en la región cervical y ella sintió traquear algo, en tanto un líquido le bajaba por la garganta, relata.

   Con temor preguntó sobre el hecho y él explicó que durante el accidente se dislocó los huesos de esa parte de la columna y luego solidificaron mal, entonces, los ubicó en posición correcta.

   Desde ese instante, en vez de dolor, comencé a sentir alivio y a tener una visión clara, en tanto la cefalea se le redujo a cero en una semana, narra, y como médico al fin, dio explicaciones científicas a este éxito por la irrigación nerviosa y venas que pasan por el sitio.

   Respecto a su hermana, cuando apenas había recibido una sesión, ya caminaba, aunque a paso lento, refiere.           

   ¿Mago, brujo, vidente o ángel?, ningún punto místico ni esotérico, dice. “Esta medicina es ancestral, una cultura milenaria que ha sobrevivido a todas las catástrofes”.

   Se necesita abrir las mentes a la realidad curativa de esta legendaria práctica y asumir estas alternativas que da la vida, no hay que ser ciego para no ver –parafrasea- los avances en este campo de China.

   En Perú como en otras naciones practican la medicina verde con plantas autóctonas, pero pocos aplican la china con seriedad, afirma.   

   Mientras, Hu Weiling y Guo Ling Xia, de Beijing y amigas de Polanco, creen y confían en la MTC porque carece de componentes químicos y de reacciones secundarias, es natural y trata el origen del problema, no el dolor.   

Escrito por: Teresita de J. Vives Romero