Las marsopas del Yangtsé

25.02.2011 13:50

   Famosos por su belleza natural y asiduidad de visitantes, la cuenca del lago Dongting y el río más largo de China, el Yangtsé, acogen a una criatura única y de gran peculiaridad genética, las marsopas sin aletas de agua dulce, un animal en serio peligro de extinción.

   El primero de esos accidentes geográficos, situado en el noreste de la provincia de Hunan, llama también la atención de turistas porque en su centro se encuentra la isla de Junshan, con 72 colinas, reconocida por el té blanco “aguja de plata”.

   La hoja de esta planta, usada en la dinastía Qing (221-207 a.n.e.) para honrar a la familia imperial, tiene demostradas propiedades antioxidantes y su infusión está considerada la mejor dentro de la variedad de ese color.

   Sin embargo, el entorno lacustre del Dongting, segundo lago de agua dulce más grande de China, está perdiendo su singularidad con la desaparición de organismos acuáticos excepcionales.

   Una de ellas es la “Diosa del Yangtsé”, el baiji, una de las cuatro especies de delfines estrictamente fluviales del planeta. Descubierta en 1914 en la referida reserva, es catalogada desde 2007 como funcionalmente extinguida, al no encontrarse rastro de ella.

   En ese estuario también tiene su hábitat principal la tortuga-caja, especie rara y autóctona de China, capaz de cerrar su caparazón completamente y poco referida en la literatura. El Libro Rojo de China en 1998 la daba como “en peligro”.

   Ahora, científicos advierten sobre la disminución de la marsopa sin aletas. Pertenecientes al suborden taxonómico de los odontocetos (cetáceos dentados). Estos mamíferos habitan en las aguas costeras de Asia, especialmente en la India, China, Indonesia y Japón.

   Sin embargo, una población única (de agua dulce) se encuentra en el río Yangtsé, el más largo de Asia y el tercero del mundo, tras el Amazonas y el Nilo.

   Este afluente, de seis mil 300 kilómetros de longitud, nace en la meseta tibetana en la occidental provincia de Qinghai, fluye principalmente hacia el este y es muy famoso por sus tres gargantas, Qutang, Wu y Xiling, de ocho, 40 y 80 kilómetros (km) de largo.

   Durante su trayectoria cruza por las provincias, regiones autónomas y municipalidades de Qinghai, Tíbet, Yunnan, Sichuan, Chongqing, Hubei, Hunan, Jiangxi, Anhui, Jiangsu y Shanghai, hasta desaguar en el mar de China Oriental.

   En su discurrir por el tramo fronterizo entre Hubei (al norte) y Hunan (al sur) pasa muy cerca del Dongting, lago poco profundo de dos mil 820 kilómetros  cuadrados (km²), que se encuentra entre cinco y 10 km del segundo territorio y canaliza las aguas de grandes afluentes del Yangtsé.

   Usado por este río como llanura de inundación, al llegar a ocupar en época de lluvias hasta 20 mil km² de superficie, el sistema lacustre es también la salida de la mayoría de los ríos de la provincia.

   Cimas de hasta dos mil metros de altura con acantilados a cada lado de sus estrechos pasajes, conforman el paisaje majestuoso del citado río, que además alberga aves migratorias -casi toda la población mundial de grulla siberiana, en invierno- y especies endémicas y en peligro, como las citadas, el aligator chino y esturión del Yangtsé.

 

Realidad de las marsopas de agua dulce

   Expertos del Instituto de Hidrobiología, pertenecientes a la Academia de Ciencias de China, estudiaron la presencia de las marsopas sin aletas del río Yangtsé en el lago Dongting el pasado mes de enero durante tres días de travesía a bordo de un barco de investigación.

   Según divulgaron medios de prensa, los especialistas se mostraron preocupados ante el descenso significativo en las últimas dos décadas de la población de ese cetáceo debido a la pesca ilegal y sobrepesca, el dragado excesivo y fuentes contaminantes.

   Estos mamíferos de agua dulce han vivido en la corriente principal del referido afluente durante más de 20 millones de años.

   Como acostumbran a permanecer en zonas cálidas y poco profundas, cerca de las orillas, su vulnerabilidad se acrecienta.

   Los miembros de esta especie, carente de aleta dorsal como su nombre lo indica, en su estado adulto son de color gris claro y pueden alcanzar una talla de hasta 1,9 metros, mientras las crías son negras casi completas. Cambian de tonalidad entre los cuatro y seis meses.

   Se alimentan de peces, camarones y cefalópodos (clase de invertebrados pertenecientes al filo taxonómico de los moluscos) y al utilizar los pulmones para respirar suben a la superficie cada ocho ó 10 minutos, lo cual hace fácil su observación.

   Empero, para el equipo de investigación y periodistas participantes en la travesía resultó imposible verles durante las dos primeras horas. Luego un par de esas marsopas fue divisado en una zona tranquila de la Bahía Meitan con menos dragado.

   Hace una o dos décadas era común ver grupos de más de 10 salir juntas hacia la superficie, recuerdan los investigadores, quienes estimaron que cada año mueren unas 100.

   Kexiong Wang, un investigador del citado instituto, señaló que estos cetáceos de dientes aplanados y hocico redondeado emplean un sistema sonar para comunicarse. El ruido proveniente del dragado puede perturbar gravemente esa función hasta ensordecerlos, afirmó.

   Incluso, advirtió que el único canal a través del cual viajan  entre el lago y el río se interrumpió por la intensidad de esa actividad, lo cual atenta contra el posible intercambio genético entre los grupos de la especie.

   Pese a prohibiciones de autoridades del sector, es común en la región formas actuales insostenibles de captura de peces como la eléctrica, práctica que acaba con todo animal en un área de 20 metros.

   La belleza y riqueza de la zona, que desde tiempos inmemorables son motivos de leyendas e inspiración para literatos y artistas de la plástica, están siendo destruidas por la acción del hombre.

   Este lago, además de poseer las referidas criaturas excepcionales, es uno de los vigilantes del río, un sistema de alerta natural contra inundaciones y un fiel medidor de la calidad ambiental de sus arterias.

   Pescas insostenibles no sólo acabarán con las diferentes especies de esas reservas, sino también degradarán una fuente que ha servido de sostén económico y alimenticio a los millones habitantes de sus alrededores.

  El excesivo tráfico de barcos pesados a lo largo del Yangtsé en las últimas décadas, el empeoramiento de la calidad de sus aguas por la construcción de represas, que aunque necesarias deben regularse, y la contaminación industrial, representan una amenaza para la fauna local, según informes de los expertos.
   Todo ello se une los efectos del cambio climático, como las persistentes tormentas de nieve que dejan capas de hielo y provocan la muerte de las marsopas por heridas infectadas en su piel al intentar subir a la superficie para respirar.  

   Con dolor ecologistas y científicos ven desaparecer esas exclusividades del Yangtsé, aunque muchos conservan la esperanza de que ésta última no corra el mismo futuro de la diosa de ese río.

Escrito por: Teresita de J. Vives Romero


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