China, poco a poco más verde

29.10.2010 13:30

   La tala indiscriminada de los bosques constituye uno de los temas más sensibles al afrontar el cambio climático. Comprender la vital importancia de esos reservorios de carbono resulta clave para desarrollar acciones encaminadas a su recuperación o conservación.

   En China, gracias a un proyecto iniciado en 1999 y destinado a reforestar zonas que sufren erosión y grave desertificación, se logró repoblar hasta el 2009 más de 27 millones 660 mil hectáreas de tierras cultivables, para lo cual el país tuvo que invertir 63 mil millones de dólares.

  Según la Administración Estatal de Silvicultura, el gobierno destinará 29 mil millones 282 mil dólares adicionales, a fin de mejorar el ambiente ecológico de la nación en la próxima década.

   Actualmente la superficie de bosque del territorio alcanza 195 millones de hectáreas, y la tasa de cobertura forestal supera el 20 por ciento. El proyecto de reforestación nacional incluye políticas dirigidas a un mejor entorno ecológico para los habitantes locales y entrega de subsidio de cereales y dinero a los campesinos participantes en el programa, entre otros beneficios.

   Lo anterior permitió que quienes antes se dedicaban al cultivo de tierras empezaran a ejercer el oficio de la silvicultura y desarrollaran de manera secundaria la ganadería, florería, los productos forestales, medicina tradicional y el turismo, lo cual promueve la economía regional y eleva la conciencia en cuanto a la necesidad de proteger las riquezas naturales.

   China enfoca también sus esfuerzos en la preservación de la Biodiversidad. En septiembre pasado, el Consejo de Estado adoptó un Plan de Acción y Estrategia que identifica las líneas a seguir en ese sentido durante los próximos 20 años (2011-2030).

   A finales de 2009 el país había establecido un total de dos mil 541 reservas naturales que suponen aproximadamente el 14,7 por ciento de su territorio.

   Como parte de esta labor, recientemente anunció la creación de una fundación para proteger el bosque de Xishuangbanna, la mayor selva tropical de China, ubicada en la sureña provincia de Yunnan y declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993.

   La institución se centrará en la conservación de la biodiversidad, el cambio climático y el desarrollo sostenible en las comunidades locales. Patrocinada por el gobierno, acumula 752 mil dólares para su labor, con la ayuda además de empresas y el público en general.

   Con un área de unos dos mil 402 kilómetros cuadrados, la citada selva de ecología primitiva acoge una cuarta parte de los animales vertebrados y una sexta de las especies vegetales del país (tres mil), lo que le otorga el sobrenombre de “Reino de la flora y la fauna”.

   Por su gran diversidad biológica resulta un banco genético de elevada importancia para la investigación científica.

   Estos y otros programas permitirán a China cumplir un compromiso asumido durante la reciente cumbre de la ONU en Nueva York, según el cual, incrementará en 40 millones de hectáreas la superficie forestal del país antes de 2020 con el fin de compensar el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

   Con la desaparición de los bosques tropicales, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) hacia la atmósfera aumentan y la pérdida de suelo por la erosión es mayor. Ese GEI contribuye a que la Tierra tenga una temperatura habitable, siempre y cuando se mantenga en un rango determinado, pero en exceso acentúa dicho fenómeno y favorece el calentamiento global.

   Además, la tala indiscriminada nos priva de un elemento tan esencial para la vida como es el oxígeno, producto de desecho de la fotosíntesis, proceso mediante el cual las plantas verdes crecen y se reproducen, al conversión de la energía lumínica en química, que transforma materia inorgánica en orgánica.

   Según expertos, por el mecanismo descrito, en el mundo se consumen anualmente unos 123 mil millones de toneladas del referido gas de efecto invernadero. De ahí la importancia de estos vegetales como sumideros de carbono y reguladores del clima.     

    No obstante, de acuerdo con estimados de la FAO, en la década de 2000-2010 unos 13 millones de hectáreas de bosques cada año se convirtieron a otros usos o se perdieron por causas naturales, la mayoría eran tropicales.

   Como hemos podido apreciar, la cobertura forestal resulta de gran valía no sólo para la captura de carbono, sino además para generar otros servicios ambientales como la conservación de la biodiversidad y la infiltración del agua al subsuelo.

   Igualmente, los bosques son la fuente principal de la mayoría de los alimentos básicos y de muchos medicamentos. Constituyen también el sustento total o parcial de unos 400 millones de personas de las más pobres del orbe.

   Por todo ello, cuanto se haga a favor de su conservación o restauración, evidentemente contribuirá a la supervivencia de la especie humana.

Escrito por: Teresita de J. Vives Romero


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