2010: Grandes avances del programa espacial chino
China cierra el 2010 con avances significativos en los tres principales campos de su programa de exploración espacial, entre los cuales destacó el lanzamiento de su sonda lunar no tripulada Chang'e-2.
La nave despegó el 1 de octubre según lo previsto a bordo del cohete Larga Marcha 3C (LM3C), desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, ubicado en la suroccidental provincia china de Sichuan.
Fotografiar el Sinus Iridum (Bahía del Arco Iris), accidente geográfico del satélite natural de la Tierra, marcó el éxito de la misión, por ser este la primera opción de cinco propuestas para el estudio de un posible alunizaje en 2013 con la Chang'e-3, ya que el lugar no había sido explorado antes con ese fin.
Pero a este logro se unieron otros como la realización de un solo ajuste de los tres previstos para que la nave alcanzara su meta de circunvalar la Luna, tras su despegue.
Sin dudas, como han expresado expertos, la precisión en ese sentido se debió al alto nivel alcanzado por la nación asiática en cuanto a tecnología de medición y control de satélites.
Vale la pena destacar también que en esta ocasión la sonda entró directamente en la órbita de transferencia Tierra-Luna, sin antes orbitar el primer astro como lo hizo la Chang'e-1 en 2007, lo cual acortó en gran medida la duración del viaje y permitió un ahorro considerable de combustible.
Esto último estuvo favorecido además por el exitoso despliegue de sus paneles solares para utilizar el Sol como fuente de energía.
Cuando la nave complete su misión de seis meses tendrá tres posibles destinos: alojarse en la órbita lunar y continuar su transmisión de datos, abandonar el sistema Tierra-Luna y dirigir el vuelo al espacio exterior, o cambiar su órbita hacia la de la Tierra. Su futuro dependerá del desempeño en la tarea asignada.
Según se ha anunciado, el Programa de Exploración Lunar de la Administración Espacial Nacional culminará con misiones tripuladas entre 2020 y 2030.
Pero, todos los esfuerzos descritos avanzan paralelamente a los de poner taikonautas (como se nombra a los cosmonautas chinos) en órbita.
Navegación espacial tripulada
A finales de octubre de 2010 China lanzó oficialmente su programa de Estación Espacial Tripulada (EET), con el cual aspira completar la construcción de un laboratorio multimodular alrededor del 2020, cuyos resultados científicos prevé compartir con el resto del mundo.
Su meta es poner en funcionamiento la primera parte de esa instalación antes del 2016 para estudiar la tecnología necesaria en estado de ingravidez, las condiciones de vida de los astronautas y los requisitos de la investigación en ese ambiente.
Junto a esos módulos experimentales se pondrá en marcha en 2020 uno principal que constituirá la EET. La tecnología empleada deberá permitir el funcionamiento del complejo orbital y la realización de los vuelos tripulados a largo plazo.
Con la construcción de la EET se completará el programa descrito de tres etapas. Las otras dos son el desarrollo de las naves espaciales Shenzhou y el avance de las tecnologías precisas para los acoplamientos y actividades extravehiculares (fase actual).
Este proyecto, que fortalecerá a China como potencia en tecnología aeroespacial, se desarrolla precisamente sobre la base de los logros obtenidos con los citados vehículos que utiliza China para sus misiones robóticas y tripuladas, el cohete portador LM 2F y las bases de lanzamientos y aterrizaje.
Todos estos planes serían imposibles sin la capacidad innovadora de China en el desarrollo y lanzamiento de satélites, otra de las tres etapas del programa de exploración espacial.
Lanzamiento de satélites
En 2010 China realizó cuatro lanzamientos de su serie de satélites de navegación Beidou (Osa Mayor) con ayuda de los cohetes portadores LM3, los cuales se unieron a otros en órbita para formar una red que una vez completa estará compuesta por 35 satélites.
Ese Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) llamado Compás proporcionará servicios de navegación a regiones de Asia Pacífico a partir del 2012 y de comunicación global a partir del 2020.
Con importantes beneficios económicos y sociales, China utiliza hoy esta tecnología en cartografía, telecomunicaciones, pesca, tráfico, medio ambiente, planificación urbana y seguridad pública, entre otras muchas áreas. La constelación satelital también impulsará el avance en tecnologías de la información, aseguran expertos.
El desarrollo y operación de los servicios de comunicación y en especial las transmisiones de radio y televisión también se beneficiarán con el despegue este año de dos satélites, el Zhongxing-20A y el SinoSat-6 que mejorará en gran medida la vida cultural de la población residente en regiones remotas y montañosas.
Por otro lado, la precisión de los pronósticos se verá favorecida con la nave Fengyun-3B, proyectada al espacio para formar una red con su similar lanzada en 2008, la FY-2E.
Este satélite meteorológico posee avanzados detectores capaces de hacer localizaciones cuantitativas tridimensionales de todos los climas y recopilar datos de la superficie de la tierra, los océanos y el espacio, por lo cual será de gran importancia en la vigilancia, prevención y reducción de desastres naturales e investigación del cambio climático.
Mientras, para estudios del medio ambiente espacial, que incluyen las radiaciones y los parámetros físicos de ese entorno despegaron este año otros dos de esos cuerpos astronómicos artificiales del grupo Shijian, el VI-04 y XII.
Esas series de investigación científica se utilizan principalmente para experimentar nuevas tecnologías, instrumentos y equipos en un ambiente similar al del espacio exterior, con el objetivo de desarrollar otros más avanzados.
También en 2010 fueron lanzados los satélites de teledetección Yaogan IX, X y XI y dos del tipo ZDPS-1A, con el objetivo de realizar análisis de recursos terrestres, ayudar a reducir y prevenir desastres naturales y probar tecnologías claves.
Con igual fin se unió a los anteriores el aparato chino de nueva generación Tianhui-1, que además recopilará información cartográfica.
Todos esos lanzamientos ratifican la superioridad espacial del gigante asiático, experiencia que comparte con otras naciones como Bolivia, con la firma de un acuerdo para la construcción del satélite de comunicaciones Túpac Katari, que ampliará la cobertura de telecomunicaciones en el país andino.
Escrito por: Teresita de J. Vives Romero